The Adventures of Tintin: Secret of the Unicorn

Director: Steven Spielberg

Intérpretes: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Simon Pegg, Nick Frost, Daniel Mays, Toby Jones.

Género: Animación, aventuras. USA, 2011. 105 min.

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Paseando por un mercado de antigüedades, Tintín queda prendado de una maqueta de barco y decide comprarla, pero enseguida se da cuenta que hay mucha gente interesada en esta pieza y que su integridad corre peligro. Con la ayuda de su perro Milú, Tintín comienza a investigar qué hay detrás de este barco, llamado Unicornio, y acaba descubriendo que esconde una historia de piratas con un valioso tesoro escondido en algún lugar del mundo.

Al contrario que mucha gente de mi generación ya pesar de recibir más de un comentario bromista sobre cierto parecido físico con él, nunca he sido un gran “tintinófilo”. Quizás es por eso que, aunque estaba mínimamente familiarizado con los cómics, encaraba esta adaptación cinematográfica sin ningún componente emocional que me condicionara especialmente y más pendiente de la eficacia de la película, y también preocupado por el funcionamiento de este controvertida técnica de animación llamada “motion capture”. El resultado no deja muchas dudas: Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio es entretenimiento puro y duro, trepidante, cargado de emoción y humor, además de una inmensa calidad visual. Aunque discriminar un poco el aspecto más dedicado a la investigación y profundizar relativamente poco en la mayoría de personajes, Spielberg ha alcanzado un verdadero cómic cinematográfico sin romper su espíritu original.

El director muestra en todo momento un gran respeto e incluso admiración por la obra original, empezando por unos geniales títulos de crédito iniciales llenos de referencias a los diferentes cómics de Tintín, mezcladas con otras referentes cinematográficos. Los primeros minutos, además de familiarizarnos con la estética visual de la animación y presentar un graciosa y descarada guiño al cómic original, ayudan a acercarnos rápidamente al protagonista y al genial perro Milú, pero, por encima de todo, evidencian que el filme va por trabajo. Una vez entramos en acción, pocas pausas encontramos por el camino. Spielberg se pone al servicio absoluto de la aventura, sacrificando un argumento que habría podido tener giros más elaborados y más atención hacia la capacidad deductiva e intelectual de Tintín, pero al mismo tiempo ofreciendo un gran espectáculo visual diseñado para disfrutar como un niño pequeño. Creo no exagerar demasiado si digo que contiene algunas de las mejores escenas de acción vistas últimamente.








La dirección de Steven Spielberg no sólo se caracteriza por el dinamismo y espectacularidad, también por su innata capacidad de dar una riqueza increíble en cada plan, ya sea con pequeños detalles o con acciones secundarias que pueden aportar más realismo o algún toque de humor. Todo ello, acompañado por su inseparable John Williams en la banda sonora, clave para acentuar la emoción en las escenas de acción y también importante para dar la atmósfera necesaria a cada personaje. En cuanto al argumento, se basa principalmente en el cómic “El Secreto del Unicornio”, pero también añade elementos de “El Tesoro de Rackham el Rojo” y “El Cangrejo de las Pinzas de Oro”, además de algunas aportaciones libres hechas expresamente para la película. A pesar del gran trabajo de tres maestros como Edgar Wright, Joe Cornish y Steven Moffat, capaces de crear momentos brillantes a nivel narrativo, la sensación es que todo pasa un poco demasiado rápido, en especial el desenlace final.

En relación a la animación, tengo que decir que era bastante escéptico ante la utilización de una técnica como ésta, pero que al final me ha convencido, básicamente por la fidelidad que permite conseguir a las viñetas del cómic. Esto no quita que este medio camino entre acción real y animación aunque resulte un poco extraño en según qué ocasión, y que los personajes parecen estar un poco demasiado hinchados y desproporcionados (y más teniendo en cuenta que el estilo de Hergé era plenamente bidimensional). En todo caso, tiene la gran ventaja que permite combinar un gran realismo de movimientos y expresiones con el universo de efectos especiales y movimientos de cámara inverosímiles que permite la animación. La ambientación y el diseño de paisajes y entornos son también fantásticos. El trabajo de los actores, como Jamie Bell en el papel de Tintín y Andy Serkis como capitán Haddock, también contribuye muy positivamente a este realismo.

Steven Spielberg vuelve a demostrar que es único a la hora de comprender el cine de aventuras y que, cuando quiere, sabe ofrecer exactamente lo que el público espera de él. Tintín no era un cómic fácil de adaptar, el método elegido era controvertido y una multitud de fans incondicionales del reportero del tupé ya tenían las armas afiladas, pero poca gente saldrá del cine negándose haberse divertido un montón durante hora y media larga y haber recordado con una sonrisa las historias que leía hace 20 años. Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio tiene imperfecciones, quizás no resultará tan trascendental como era deseado, pero como producto de entretenimiento tiene una efectividad terrible. Peter Jackson, el otro gran responsable de la adaptación, intentará mantener intactas estas propiedades en Las Aventuras de Tintín: Los Prisioneros del Sol , secuela por la que se deja el terreno claramente preparado y que tiene prevista el estreno a finales del año 2013.